Saturday, April 26, 2008

Dos cartas, un sentimiento


Te escribo estas líneas para dejarte saber lo que pienso y no te digo, como siempre y por nuestra cordura juntos. He decidido darle un final a estas horas de silencio, porque sé que me engaño, y a tí junto a mí. Eso no es justo. Bien sabes que nuestros vaivenes y nuestras discrepancias van a socavarnos tanto, que el idilio que un día nos juramos terminará en la explosión de tantos sentimientos, que no quedará nada de nuestros pedazos para poder dar sentido a tantos ratos de necesitar, de ser y estar. Estás marcado como una cicatriz... una de las que su evocación traen dolores. Sabes bien lo que te digo.

Te escribo estas líneas para dejarte saber que he estado pensando en cosas que siento y no te he dicho, como siempre y por nuestra locura juntos. He decidido darle más credibilidad a mis silencios, porque sé que dentro de ellos es que alcanzo a tocar la magnitud de tanta vida que nos queda. Tengo un Todo por qué luchar contigo y por tí, que hasta el paso de las horas se me hace algo justo. Bien sabes que nuestros vaivenes y discrepancias han venido a hacer que reflexione en cuánto importa este sentimiento en mi vida, y lo que tú envuelves dentro de ella. Cómo lo haces nacer. El idilio que un día nos juramos es una huella en mi alma; no una cicatriz. Saben bien lo que te digo.

Entiende que la vida juntos ya cumplio su propósito. No fui yo, y tampoco fuiste tú. Cada cual funciona como debe, pero solos. Cada cual no merece romperse como un rompecabezas tratando de formar el objeto que necesitamos ver, aún cuando nuestras piezas no encajen. Sabes que sentimos mucho, cada cuál por el otro, pero después de tanto desencanto, nuestra vida unidos ha dejado de tener razón de ser, Mi Error. Nos quedan recuerdos; eso es cierto. Entonces me detengo y pienso en que vivir de lo que nos pasó ya no tiene remedio, y lo que pesa más, nuestra vivencia, definitivamente no tiene sentido. Nos estamos haciendo daño juntos. Esto que tenemos es costumbre. Quedarnos juntos sería tanto como pensar que Dios existe porque sí, y sabes que el Amor no se alimenta de Fe, sino de hechos. El Amor se alimenta de Vida, y nosotros ya somos tierra seca. Somos nulidad juntos. Abusamos de la fecundidad de nuestra vida, y ya no nos queda más que cosechar.

La vida juntos alcanza su proposito por amarnos. Somos tú y yo, junto a lo que ser “juntos” representa. Cada cual preseva su autenticidad, pero al unísono. Extraña combinación, Mi Bien. Somos un rompecabezas que ha limado las puntas de sus piezas para encajar cual si nuestra misión de estar vivos fuese estar unidos, y si bien es cierto que el Amor, la Fuerza y la Fe nos han llevado, también es cierto que día por día reinventamos ese Amor, esa Fuerza y esa Fe. Por eso atesoramos tanto los recuerdos; nuestra vida juntos se ha convertido en combustible de este imparable ciclón. De esta ansiedad implacable llamada pasión. Por eso crecemos juntos. Por eso nuestra costumbre se hace Vida. Estar juntos es saber que Dios existe como el viento: la Fuerza que se siente y no se vé. Es ese poder que nos hace recrearnos y volver a nacer a cada momento, recogiendo frutos con cada noche que nos ve dormir abrazados, con el otro en el pensamiento y tatuado en la piel.

Me despido de tí agradeciendo tu paso por mi vida. Me sentí amada, pero la costumbre ya es más que yo, y aunque quizás pueda retarte, e inclusive retarme, no puedo retar al tiempo juntos. Eso ya está escrito.

Me despido de ti agradeciendo tu paso por mi vida. Me siento amado, y puede ser que nuestra realidad no sea idílica, porque de eso precisamente se trata, y el tiempo mismo es testigo de que nuestro sentimiento es mas profundo y mas arrollador que lo que otros que no sienten con el alma llaman vanamente “costumbre”. Eso ya está escrito.

Recuerda que te amé.

Recuerda que te amo.

E.



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